Embarcalina Saluh (Bakina) es coordinadora adjunta de la Fundación Ojos del mundo en los campamentos de refugiados saharauis. Una función que hasta no hace mucho parecía impensable que fuera a desempeñar una mujer en el Sáhara, por los condicionantes sociales y culturales. En esta entrevista nos explica su experiencia como mujer trabajadora en un entorno que aún precisa de muchas mejoras en cuanto a la política de género.

¿Cuál es tu situación personal en los campamentos del Sáhara? ¿Qué estudios tienes?

Nací en los campamentos pero me fui a estudiar fuera, primero a Argelia donde me licencié en filología inglesa por la Univesidad Oum Buaghi y después a Sevilla donde cursé un Máster en Traducción Inglés-Francés. Desde hace unos años vivo con mis padres permanentemente en los campamentos.

¿Cómo y cuándo contactaste con Ojos del mundo? ¿Cuál es tu labor?

Contacté con la Fundación Ojos del mundo en diciembre de 2016 a través de la coordinadora del proyecto Ojos del Sáhara, María Tavera. Mi labor es adjunta de coordinación del proyecto Ojos del Sáhara” en los campamentos de refugiados saharauis.

¿Es común que una mujer tenga un cargo como el tuyo en esta zona? ¿Es un reto como mujer?

No es muy común que una mujer trabaje en una ONG, aunque es una situación que está cambiando y cada vez hay más mujeres que desempeñan cargos importantes tanto en las instituciones saharauis como dentro de las ONGs aquí en los campamentos.

¿Con qué dificultades te enfrentas en esta zona para practicar tu profesión?

La sociedad saharaui es una sociedad árabe musulmana, por lo tanto, la labor de la mujer en esta cultura es principalmente cuidar de su casa y realizar las labores familiares. Esta situación es un poco más flexible en los campamentos debido a las circunstancias del pueblo saharaui desde los tiempos de la guerra y el refugio. No obstante, el trabajo de la mujer fuera de casa es un reto del día a día, una lucha continua contra quienes deciden lo que está bien y lo que está mal en la sociedad. Esta lucha empieza desde la familia: ser una chica o una mujer te obliga a realizar el trabajo de casa antes que cualquier otra labor fuera del hogar, algo que no se aplica a los varones. Luego en los ámbitos de trabajo fuera de casa, como mujer siempre te sientes inferior a tus compañeros masculinos, te hacen sentir que hay ciertas cosas que no puedes hacer -como mujer- y solo los hombres pueden hacerla.

¿Cómo definirías la situación de las mujeres en los campamentos de Sáhara? ¿Existe algún tipo de política de género?

Si comparamos con otras zonas árabes y musulmanas, la situación que viven las mujeres en los campamentos de refugiados saharauis está muchísimo mejor, no obstante, aún falta mucho por mejorar. Los obstáculos que impiden a las mujeres saharauis a sentirse iguales a los hombres no es algo constitucional ni a causa de ciertas leyes, pero la sociedad es tan conservadora con el tema de la igualdad de género y los derechos de la mujer que solamente ahora se han puesto políticas significantes que favorecen la igualdad de género. El término ‘género’ es totalmente nuevo y se acaba de introducir, por lo tanto el proceso de la igualdad de género está en su primera fase y falta mucho camino por delante.

¿Cuáles crees que son los principales problemas que impiden a las mujeres acceder a la atención ocular y qué soluciones propondrías?

En comparación con los hombres, las circunstancias de la vida de las mujeres saharauis en los campamentos dificultan el acceso a la atención ocular. Muchas mujeres no acuden a la consulta de oftalmología por motivo familiar: tienen cargas familiares que les impiden dejar la casa en horario de la consulta; la falta de conocimiento de los servicios ofrecidos por el departamento de oftalmología, ya que muchas mujeres no salen de sus casas. A veces también es la distancia entre la casa y el hospital la que hace que muchas mujeres no se animen a acudir a la consulta, pues no hay transporte regular entre la casa y el hospital regional de cada campamento.

Algunas de las soluciones que se podrían plantear serían: prestar algún tipo de ayuda por parte de las autoridades para facilitar que las mujeres acudan a la atención ocular (como por ejemplo encontrar a alguien que cuide la familia de la mujer que necesita atención ocular); acercar lo máximo posible los puntos de consulta a las familias, programar una consulta oftalmológica en los dispensarios de las dairas… Teniendo en cuenta que la mayoría de los habitantes de los campamentos son mujeres y niños, dar prioridad a las mujeres en las consultas puede animar a las mujeres que presten más atención a su salud ocular y, por último, utilizar medidas propias para concienciar a las mujeres de la importancia de acudir a la atención ocular ofrecida por el departamento. La mayoría de estas medidas, con el impulso de la Fundación, ya se están aplicando o se están planteando para los próximos años.

¿Acuden más mujeres a la consulta?

Según las cifras registradas últimamente, vemos que el número de mujeres que acceden a los centros de atención ocular está aumentando cada día, algo que se espera mejorar en el futuro.

¿Cómo piensas que se puede mejorar la atención oftalmológica en Sáhara?

Hace un año no contábamos con ningún oftalmólogo en todos los campamentos y la atención se realizaba a través de comisiones de oftalmología que se desplazaban sobre el terreno periódicamente y revisiones primarias por parte de un grupo de técnicos, formados por Ojos del mundo, sobre cómo atender a los casos más urgentes. Ahora, con el trabajo del oftalmólogo saharaui en el terreno, se nota la mejoría de la atención y la confianza que los pacientes refugiados están teniendo en los servicios ofrecidos por el Departamento de Oftalmología de la RASD. Continuar dando apoyo y acompañamiento tanto al oftalmólogo como a los técnicos mejorará mucho la atención. También es muy importante que Ojos del mundo siga sensibilizando a la sociedad sobre la importancia de acudir regularmente a las consultas de oftalmología y que eso puede prevenir muchas patologías oculares causadas por la situación en la que viven los refugiados saharauis.

Y por último, ¿con qué tres palabras definirías a la Fundación Ojos del mundo?

Humanidad, colaboración, seriedad.