Tet Rafart colabora con la Fundación prácticamente desde sus inicios participando, como mínimo, en una expedición al año como supervisor médico de Ojos del Sáhara. Dice que por nada en el mundo dejaría esta labor altruista, que tiene un punto de magia muy fuerte y especial. Con él hablamos a continuación de su experiencia como voluntario y de su visión sobre la salud oftalmológica del mundo.

¿Cómo empezó tu implicación con Ojos del Mundo?

Fue a través del Dr. Corcóstegui. Cuando le conocí le manifesté mi ilusión por participar en alguna comisión de la Fundación y al poco tiempo recibí una llamada de la Dra. Nieto preguntándome si quería acompañarla en una expedición de prospección aMozambique para estudiar cómo podía ser nuestra colaboración en ese país. Esta expedición se realizó en junio de 2002.

¿En qué consiste exactamente tu trabajo de supervisor médico del programa Ojos del Sahara?

Esencialmente consiste en asesorar a la técnica responsable del Sahara sobre cuestiones médicas y en valorar la priorización de los pacientes que deben ser seleccionados para evacuar a la península con la finalidad de someterse a los tratamientos que allí no pueden recibir.

¿Cómo se prepara una expedición médica a los campos de refugiados de Tindouf? Cuestiones materiales a parte, ¿es necesaria alguna preparación mental para emprender un viaje de estas características y con una intención tan concreta?

Por un lado hay todo el trabajo de empaquetar el material que se debe llevar a la zona, teniendo en cuenta la actividad que se piensa realizar. Por otro lado, sí es importante que los componentes de cada expedición sepan exactamente a dónde van, cómo van, de qué manera trabajarán y cómo vivirán allí. En cada uno de los lugares a los que va la Fundación la forma de vivir y de trabajar es muy diferente. En el Sahara quizá son más duras las condiciones, tanto por el alojamiento como por la alimentación, y el hecho de nuestra labor tenga que compaginarse con la que llevan a cabo los profesionales autóctonos supone también un obstáculo porque implica que no siempre se pueda realizar todo lo que uno querría.

He leído que a la vuelta de una comisión al Sahara, decías: El desierto no te deja indiferente. ¿Qué sensaciones produce? ¿Qué despierta?

Cuando estás en medio del desierto, por lo menos a mí me ha pasado, sólo estás tú mismo y el desierto; te sientes solo en el mundo. No tienes todo lo que aquí estamos acostumbrados a tener a nuestro alrededor y que nos da la sensación de seguridad. Allí de nada te sirve el teléfono móvil, el dinero que llevas en la cartera, las tarjetas de crédito y la proximidad a un hospital… y la verdad es que no pasa nada, también se vive. Esta sensación, este sentir el silencio te agrada o te asusta, pero en ningún caso te deja indiferente.

¿Cuál ha sido la experiencia más impactante que has vivido allí?

A parte de lo que siempre se dice, y es verdad, que te impresiona el agradecimiento de la gente a la que ayudas y la cara de felicidad de los niños (caras alegres que ya cuesta verlas por aquí); a mí el recuerdo que me ha quedado grabado es el que viví durante el viaje a los territorios liberados el 2004. Es curioso, pero mantuve una muy buena relación con Hanna, el chófer militar saharaui que nos acompañaba y guiaba por el desierto. Ninguno de los dos hablaba la lengua del otro, sin embargo había momentos en los que sentías que las palabras no hacían falta, bastaba con una mirada para entenderte perfectamente. Esta soledad del desierto hace que estés más unido a los que quieres y a los que te rodean.

¿Qué es lo que te empuja a seguir trabajando con la Fundación?

El deseo de colaborar con los objetivos que desde Ojos del Mundo se pretenden conseguir, que son: seguir abriendo los ojos al mayor número de personas posible y en los lugares más necesitados.

¿Cuáles crees que tienen que ser las actuaciones prioritarias en términos oftalmológicos aescala mundial?

Lo más urgente sería poder erradicar las causas de la ceguera por cataratas, tan “fáciles” de tratar en nuestro medio y culpables de que haya millones de personas ciegas en todo el mundo.

¿Cuál será el próximo proyecto que llevarás a cabo con Ojos del Mundo?

Probablemente será en febrero cuando realicemos una expedición a la parte norte de los territorios liberados, concretamente a Tifariti, para poder atender a la población militar y beduina de esta zona. Aquellos que requieran un tratamiento quirúrgico imposible de atender allí, serán derivados a Tindouf a la espera de que unos días después se desplace al campo otra expedición médico-quirúrgica nuestra.