María Elva Dorado, responsable del Servicio de Oftalmología del Hospital Municipal Boliviano Holandés de El Alto, Bolivia, se ha desplazado a Barcelona para subespecializarse en la cirugía de la catarata y del segmento anterior del ojo. Durante tres meses, y gracias a una beca de Ojos del Mundo, la doctora. Dorado se formará en el Instituto de Microcirugía Ocular y en el Hospital de la Esperanza de Barcelona en el marco del proyecto de capacitación de los profesionales sanitarios bolivianos que la Fundación tiene en marcha desde hace tres años.

¿En qué consiste tu trabajo como oftalmóloga en Bolivia?

Soy la responsable del servicio oftalmológico del Hospital Municipal Boliviano Holandés de El Alto, que funciona como tal desde que Ojos del Mundo hizo donación de los equiposindispensables para crear la unidad oftalmológica.

¿Cuál es la situación actual de la sanidad en Bolivia, y más concretamente, en El Alto?

El Alto representa un caso especial porqué es la ciudad más joven del país -no tiene más de 27 años- y últimamente ha crecido de forma desmesurada. Eso hace que su población difícilmente pueda acceder a los servicios básicos de educación y sanidad. Y es para eso que trabajamos permanentemente: para generalizar estos servicios. Tenéis que pensar que sólo un 20 o un 30% de la población puede pagarse la atención médica, y un porcentaje aún inferior puede acceder a un servicio oftalmológico. La nuestra es la única consulta pública de este ámbito en todo El Alto, ¡que tiene casi un millón de habitantes!

¿Qué expectativas ha generado en el campo médico el nuevo gobierno de Evo Morales?

Actualmente se vive una situación de descontento porqué el gobierno está implantando políticas de salud de urgencia y ha traído a muchos médicos cubanos – yo hablo de lo que conozco, del caso de los oftalmólogos- sin reconocimiento alguno de sus títulos. Se trata de un asunto muy delicado al que los médicos nos oponemos porqué creemos que tiene suficiente importancia para tratarse de otra manera. Además, tampoco es una solución a la situación desesperada que se vive, en absoluto.

¿Cómo es tu día a día en el Hospital Municipal Boliviano Holandés de El Alto? ¿Con qué necesidades os encontráis?

Yo llego a las 8 de la mañana y ya están esperándome entre veinte y treinta pacientes. Puesto que el nuestro es el único servicio público de oftalmología, pasan meses hasta que la gente no consigue ser visitada… ¡Todos tienen que esperar una media de entre 4 y 6 meses! Necesitamos, por lo tanto, más personal: un oftalmólogo, más enfermeras y un anestesiólogo para el quirófano. Y si el gobierno no pone el dinero para pagarlos, el Hospital no tiene suficientes recursos para hacerlo… Son responsabilidades públicas.

Y ahora te tenemos aquí, en Cataluña, ampliando tu formación profesional… ¿Cómo valoras la experiencia que estás viviendo aquí gracias a la Fundación Ojos del Mundo?

La experiencia es, obviamente, muy enriquecedora porqué en mi país tenemosoftalmólogos muy capaces, pero nos falta tecnología. Y en oftalmología la cuestión técnica ha avanzado muchísimo últimamente. Estoy encantada porqué puedo aprender las maravillas que se pueden hacer, hasta dónde se puede llegar. Una cosa es leerlo, verlo en foto, pero otra de muy distinta es vivirlo. En Bolivia hay patologías impresionantes de gente que ha dejado avanzar mucho su enfermedad… Es muy diferente.

Por lo tanto, aquí ves operar casos que allí desgraciadamente no tienen cura…

Sí, allí haces un diagnóstico “esto es una mácula, qué pena, no podemos hacer nada”, y aquí se pasa por quirófano y se sale con la visión recuperada…

Después de tu estancia en Cataluña, ¿cuál será tu primer reto en Bolivia?

Allí la realidad del paciente es muy difícil; no colabora porqué en la vida ha pisado una consulta oftalmológica, está asustado… Es una atención que requiere mucha paciencia. Se trata de gente que no tiene acceso a la Medicina y cualquier ejercicio implica un esfuerzo. Por suerte, tengo un ayudante pero tener que regresar a aquella realidad me entristece… Mi reto es llegar y poder operar les cataratas por facoemulsificación, la técnica que todos utilizan aquí.

¿Qué opinión te merece el trabajo que desempeña la Fundación a través del programa Ojos de Bolivia?

Yo valoro muchísimo su trabajo. De hecho, a mí la Fundación me ha atrapado porqué, de no haberme implicado en esta historia, habría abandonado Bolivia hace mucho tiempo, te lo aseguro. Resulta muy difícil sacar adelante un hospital en el que se dependeabsolutamente de las decisiones del municipio, de la comunidad… Tienes que estar siempre pendiente de la burocracia, mientras que desde que contamos con el apoyo de Ojos del Mundo se da prioridad a la asistencia médica. Esto es bueno porqué, al fin y al cabo, el servicio está en marcha y funciona, pero también es malo porqué cuando la comisión se va hay que volver a hacer trámites para todo. Digamos que la presencia de la Fundación lo agiliza todo, como si se tratase de un plan de emergencia, todo está perfecto: hay médicos, anestesiólogos, más enfermeras… Y cuando se marchan sólo quedamos la doctora, que soy yo, y las enfermeras.

Por eso, tu formación en Barcelona es tan importante…