Teresa Palahí hace casi dos años que es patrona de la Fundación Ojos del mundo. Accedió al organismo a finales de 2009 como representante de la Fundación ONCE para América Latina, en substitución del  director general del  organismo, Fernando Iglesias. Su trayectoria profesional se ha vinculado desde los inicios a la Organización Nacional de Ciegos Españoles, de donde ha sido delegada territorial en Catalunya desde el año 2000 hasta que el pasado mes de abril fue nombrada Vicepresidenta Segunda a nivel estatal. Ciega desde la adolescencia por una degeneración macular,
es consciente de las complicaciones que suponen las deficiencias visuales en la vida de las personas y, más aún, en los países sin recursos económicos.

Tras este tiempo en el Patronato, ¿cómo valora el trabajo de la Fundación?

Pues lo valoro muy positivamente, ya que en estos años he podido vivir de cerca la magnífica tarea que Ojos del mundo lleva a cabo en los territorios donde actúa, ya sea a nivel de atención sanitaria, como en lo que se refiere a formación, prevención o dotación.

¿Qué hándicaps supone ser ciego en los países pobres respecto a serlo en nuestro entorno?

Entre otras cosas, supone no contar con una organización como la que tenemos en España, en Catalunya: la ONCE. Por tanto, representa tener que vivir con muchas carencias, sin oportunidades y limitados por la discapacidad del entorno para integrar a los más vulnerables.

¿Cómo piensa que debe hacer frente a esta problemática la comunidad internacional? ¿Se hace lo suficiente?

Una buena forma de actuar para mejorar esta situación es cooperar con las entidades sin ánimo de lucro que actúan en los diferentes  ámbitos,  como  Ojos  del  mundo.  Se está trabajando bien pero nunca es suficiente, ya que las carencias son incontables.

¿Es posible una entidad similar a la ONCE en los territorios más desfavorecidos?

Realmente es muy difícil, ya que en estos países no se dan las condiciones necesarias para que puedan contar con una organización singular y única en el mundo, como es la ONCE.

¿Está realmente involucrada la sociedad en estos temas o es necesaria más concienciación?

En los últimos años hemos avanzado en este aspecto, pero aún queda mucho camino por hacer en lo que se refiere a la sensibilización y concienciación de la población, que nos debe ayudar a tirar adelante proyectos que efectivamente puedan dar respuesta a las necesidades de este colectivo.

¿Quiere decir alguna cosa a las personas que leen este boletín?

Sí. Quiero transmitir un mensaje de esperanza e ilusión porqué si todos y todas nos concienciamos de este tema y nos solidarizamos con las personas que tienen menos recursos, estoy convencida que un mundo mejor es posible.