Carlos Moser tiene una relación especial con Mozambique, país que le despertó su interés por la oftalmología. Fue en el  año 1984, cuando trabajaba como médico internista en el Hospital de Quelimane y veía como el oftalmólogo devolvía la visión a pacientes y eso daba al servicio una atmosfera de una cierta alegría en comparación con la realidad que él vivía, con personas afectadas por la guerra civil y la malnutrición. Desde aquel momento, decidió cursar esta especialidad para “dar calidad de vida a las personas”.

Moser ha seguido su vinculación con Mozambique, ya que fue supervisor médico del programa de la Fundación hasta el año 2005 y se ha desplazado casi de forma anual al país africano. Su último viaje fue en septiembre de 2011 como responsable de una comisión médica en Inhambane.

¿Qué valoración haces de esta comisión en Inhambane?

Pues la verdad es que fue una sorpresa agradable, ya que me encontré muchas mejoras tanto en lo que se refiere a los objetivos a cumplir como a la organización de la actividad en el terreno.

¿Cómo ha evolucionado la atención oftalmológica desde la primera vez que fuiste?

Indudablemente está mejor que antes, pues prácticamente no existía atención oftalmológica y en este tiempo han sido  atendidos muchos pacientes. Hasta ahora quizás no se ha influido mucho en los objetivos marcados por el programa Visión 2020: El Derecho a Ver, pero en estos momentos se están sentando unas buenas bases para que se empiecen a cumplir. Últimamente se ha incorporado al servicio el oftalmólogo local Abel dos Santos, que ha sido formado por Ojos del mundo.

¿Qué supone esto para la población de la provincia?

La incorporación del Dr. Abel dos Santos es básica, ya que estamos hablado de un programa de desarrollo oftalmológico. También es muy importante la presencia de los técnicos de oftalmología Miguel y Sergio; sin ellos habría sido totalmente imposible empezar nada. Creo que aún se tendrían que incorporar más técnicos en la provincia para poder establecer una buena red asistencial, guiada y supervisada por el Dr. Dos Santos.

¿Qué papel juega en general el personal mozambiqueño?

Como ya avanzaba en la repuesta anterior, soy de la opinión que cualquier programa de desarrollo debe ir a cargo del personal del país y Ojos de Mozambique no es una excepción. La ayuda externa sólo debe servir a nivel de formación, aportación de material (oftalmológico y de infraestructuras) y consultoría.

¿Tiene alguna particularidad Mozambique y su gente respecto a otros países que conozcas?

De  Mozambique  me  gusta  la  simpatía  y  la  alegría  que  desprenden  tanto  los colaboradores como los pacientes. El único  país africano en el que he trabajado, además de Mozambique, es Etiopia y la verdad es que la gente es muy diferente.

¿Qué te aporta esta colaboración voluntaria con Ojos del mundo?

Me gusta poder ayudar aunque soy absolutamente consciente que de momento lo único que he hecho es conseguir que a un cierto número de pacientes le haya tocado la lotería y haya vuelto a ver;  realmente no creo que haya hecho ninguna aportación en cuanto al desarrollo del país. A nivel personal me aporta mucho y, aunque viajo fuera del trabajo en muchas ocasiones, me gusta más viajar trabajando pues conoces mucho más la realidad de un país que no haciéndolo como turista.