Núria Ramon es licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona en 1990. Comenzó su implicación con Ojos del mundo en 2001 cuando inició la etapa como miembro del Patronato. En 2003 accedió al cargo de directora general de la Fundación hasta octubre de 2021. Con ella a la cabeza, la Fundación ha consolidado las actividades de cooperación oftalmológica incluidas en los proyectos del Sáhara y Mozambique, y ha abierto nuevas oportunidades de mejora de la salud ocular en diferentes departamentos de Bolivia y en la región de Mopti, Mali.

Su labor en Ojos del mundo no ha cesado, sino que a partir de 2021 se ha convertido en la responsable de Colaboraciones Estratégicas de la Fundación.

¿Cómo llegaste a ser directora de Ojos del mundo?

En 2001, Rafael Ribó, sensibilizado por la salud ocular, como consecuencia de un desprendimiento de retina que sufrió, y consciente de la posibilidad de contribuir a mejorar la vida de personas que sufren patologías oculares y que no tienen los recursos para ser tratadas, decidió, junto con el Dr. Borja Corcóstegui, fundar Ojos del mundo.

Rafael me habló de su voluntad de crear la fundación y me pidió apoyo en la elaboración de los estatutos. Entonces yo trabajaba en el Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya. En un inicio me ofreció ser secretaria del Patronato y dos años después, él y el Dr. Corcóstegui me proponían la Dirección General.

Probablemente, la ilusión que me movía me ayudó a superar el respeto que suponía para mí dirigir una organización tan especializada y entrar de fondo en un nuevo sector en el que tenía poca experiencia.

¿Qué te atraía a formar parte de una fundación que lucha contra la ceguera evitable?

Lo que más me atraía y me sigue atrayendo es el impacto y el poder transformador que tiene esta causa. Combatir la ceguera evitable es sinónimo de transformar vidas, las vidas de aquellas personas que viven en la oscuridad de la ceguera como consecuencia de la pobreza y que gracias a los proyectos de Ojos del mundo recuperan la visión y, por tanto, la posibilidad de estudiar, de trabajar, de ser personas autónomas…

¿Has sido directora durante 18 años, ¿cómo ha sido esta etapa de tu vida?

Ha sido sin duda la etapa más enriquecedora y feliz de mi vida profesional. He tenido la oportunidad de conocer realidades y culturas muy diferentes a la nuestra de la que me llevo grandes aprendizajes.

Asimismo, he podido vivir momentos mágicos, únicos, al ver las caras iluminadas por una sonrisa agradecida de aquellas personas que después de una cirugía de cataratas han recuperado la vista.

Pero probablemente, ver cómo profesionales locales formados por Ojos del mundo, oftalmólogos, instrumentistas, ópticos, técnicos de equipamiento… están trabajando, en el sistema público de salud, mejorando la salud ocular de la población de sus países, sea la experiencia más gratificante que me llevo. Crear capacidades ha sido y es una prioridad para Ojos del mundo.

¿Cuáles consideras que son las mayores dificultades con las que has tenido que lidiar como directora?

Sin entrar en la crisis que la COVID-19 ha supuesto a nivel mundial, ni en las dificultades que comporta dirigir el día a día de toda organización, destacaría las derivadas de los propios contextos en los que cooperamos (conflictos bélicos, enfermedades como la malaria, que han sufrido nuestros equipos, afectaciones por fenómenos meteorológicos…).

Por otra parte, la necesidad de encontrar los recursos necesarios para poder implementar los proyectos y garantizar la viabilidad de la Fundación ha sido una de las inquietudes que me ha acompañado en los 18 años que he ejercido de directora.

Como directiva de la Fundación durante estos años, ¿qué opinas del liderazgo femenino en organizaciones sin ánimo de lucro?

La presencia femenina en los equipos técnicos de las organizaciones sin ánimo de lucro es claramente mayoritaria y, según algunos estudios, más del 40% están dirigidas por mujeres.

Si bien es cierto que la brecha de género en las ONG es menor que en el ámbito empresarial, todavía queda mucho trabajo por hacer y son necesarias, sin duda, más mujeres en las direcciones de estas organizaciones.

Me enorgullece poder decir que, en el campo de la cooperación oftalmológica, Ojos del mundo ha sido líder en la elaboración de una política de género que abarca todos sus ámbitos de actuación.

¿Cómo afrontas este nuevo reto de ser la responsable de colaboraciones estratégicas? ¿Qué te motiva a hacerlo?

Ésta es para mí una nueva etapa que afronto con mucha ilusión, la ilusión de seguir contribuyendo a hacer efectivo el Derecho Universal a la Visión, focalizándome especialmente en encontrar aquellas alianzas que nos permitan crecer y poder llevar la salud ocular a todas aquellas personas que desgraciadamente no tienen acceso. ¡Todo un reto que me motiva inmensamente!