Patricia Tárraga es la coordinadora del proyecto de cooperación que la Fundación lleva a cabo en El Alto y su área de influencia, encabezando el equipo local.
Licenciada en Auditoría Financiera y Administración de Empresas, inició su carrera profesional como consultora externa de diferentes empresas privadas. En 2001 entró en el ámbito de las entidades sin ánimo de lucro, inicialmente trabajando con niños y niñas de la calle y más tarde como coordinadora financiera de Médicos sin Fronteras. En 2010 da otro paso y empieza a trabajar para mejorar la salud ocular de las personas de su país.

¿Qué despertó tu interés por la cooperación?

En mi época universitaria hacía voluntariados con organizaciones sociales y me di cuenta de las necesidades que hay entre la población, principalmente en salud y educación, y que existen organizaciones interesadas en colaborar en estas áreas. Esto me ayudó a comprender la importancia de canalizar los recursos obtenidos de manera profesional y alcanzar un objetivo por el bien común, que se puede lograr con la actuación, compromiso y participación de los actores públicos y privados.

¿Cómo definirías el programa que Ojos del mundo desarrolla en Bolivia?

Es un programa que tiene como objetivo la mejora del acceso a la salud ocular de la población del municipio de El Alto y su área rural de influencia. Se planifica finalizarlo en 2013 y que se beneficien unas 200.000 personas, entre personas que asistan a los consultorios de la red oftalmológica, beneficiarios de las cirugías oculares, población que pueda acceder a la atención oftalmológica en la zona rural y asistentes a las charlas de salud ocular.

¿Cuáles son los puntos fuertes?

Es un programa integral, que engloba la  atención oftalmológica, la formación al primer nivel de atención en el diagnóstico oportuno de patologías oculares y las acciones de prevención entre la comunidad. La existencia de la red oftalmológica, única en Bolivia, es un ejemplo de que la salud ocular puede ser de calidad y accesible para la población más desfavorecida. Otro punto importante son los recursos humanos, el equipo de trabajo con el que cuenta el programa, muchos de ellos con años de experiencia y amplio conocimiento del contexto.

¿Hacia dónde crees que debe evolucionar el proyecto?

Se debe buscar la réplica de la red oftalmológica de El Alto en otros departamentos de Bolivia, o quizás en la misma ciudad de La Paz. Las acciones de prevención, que involucran actividades de promoción, deben orientarse para que alcancen un eco no sólo en el ámbito departamental, sino también nacional. Y, finalmente, la existencia del manual de salud ocular, ya aprobado por la contraparte pública, debe permitir su réplica a otros departamentos de Bolivia.

¿Están preparadas las autoridades bolivianas para asumir la gestión de las actividades?

Las autoridades bolivianas han ido asumiendo poco a poco estas actividades y estamos en un buen momento. Un claro ejemplo es que un 70% de los recursos humanos de la red ya se encuentra bajo dependencia de  gestión de la contraparte pública. Otro ejemplo es el ingreso a la zona rural, donde el Ministerio de Salud, representado por el SEDES La Paz, está diseñando, junto a Ojos del mundo, un plan de intervención en salud ocular para replicarlo en un futuro a otros departamentos de Bolivia.

¿Cómo crees que valora la entidad la población de El Alto?

La población de El Alto la valora positivamente y agradece la intervención de Ojos del mundo. Sin embargo, todavía queda un alto grado de desconocimiento entre la población de la existencia de la red oftalmológica y de las acciones de prevención de problemas oculares que se deben realizar desde la propia comunidad. Queda aún un gran camino por recorrer y estoy segura que podremos alcanzarlo con el equipo de trabajo que actualmente tiene la Fundación en Bolivia.