El acceso a la salud de las personas en situación de pobreza es más limitado, y se ve aún más agravado por las distancias geográficas. La zonas rurales están más desamparadas, por eso en Bolivia es vital hacer llegar los mensajes de atención ocular a más personas para que puedan acceder a los hospitales y recibir atención. La promoción de la salud y las campañas de sensibilización posibilitan que la población que vive aislada en zonas más remotas decida finalmente asistir a las consultas, como en estos dos casos que pudieron ser operados en el Hospital San Juan de Dios de Tarija.

Lidia Correa con su hija“Soy una persona nueva”

Lidia Correa vive en la zona rural de Chuquisaca. Con 60 años, en 2020 empezó a perder la visión, situación que empeoró con la pandemia. Necesitaba ayuda profesional ya que dependía absolutamente de su hija menor para poder moverse, pero no podía pagar los precios de las consultas.

Su otra hija, Martha, trabajaba en Tarija y se enteró por las promotoras de salud ocular que su madre podía beneficiarse de la ayuda de Ojos del mundo para ser intervenida. Así fue cómo pudo conseguirle una visita y el 12 de marzo entró en el quirófano para operarse de cataratas.

Al día siguiente, Lidia dio las gracias por haberle devuelto la vista: “¡Me siento como una persona nueva, nunca pensé que podría volver a ver!”.

Una mujer y un hombre, Martín Gonzales, con sombrero y mascarillas hablando“No hay que rendirse”

Martín Gonzales tiene 68 años y vive en el municipio de Méndez. Sus humildes ingresos dependían del cultivo de maíz, patatas y hortalizas, pero desde hace un año sus actividades de subsistencia se vieron truncadas ya que perdió prácticamente toda la visión en ambos ojos.

Pasaba las horas solo en el patio de su casa escuchando la radio. Hasta que en un programa oyó un caso similar al suyo, un hombre que había perdido la vista y pudo operarse gratuitamente gracias a Ojos del mundo. Pidió a su hijo que le acompañara a la consulta del Hospital San Juan de Dios y el 8 de abril se sometió a la cirugía de cataratas que fue todo un éxito: “No hay que rendirse, especialmente si se trata de tu salud. La perseverancia en recuperar la visión hizo que me informara y venciera el miedo. La cirugía ha cambiado mi vida”.

Las campañas de sensibilización en atención ocular en Tarija del programa Ojos de Bolivia contaron con el apoyo de la Fundación Repsol.