Mujeres africanas en la consulta oftalmológicaLas deficiencias visuales limitan a las personas en la realización de las tareas cotidianas y, por ende, su calidad de vida se ve afectada. Si bien en países desarrollados la mayor parte de los problemas de visión presentan fácil solución, en el continente africano el derecho a la salud ocular puede verse restringido por motivos socioeconómicos y culturales.

A nivel internacional, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cifra estimada de personas con discapacidad visual es de 253 millones. De estas, 36 millones sufren ceguera, 217 millones padecen alguna discapacidad visual moderada o grave, y casi el 90% vive en los países más pobres. Sin embargo, más del 75% de estos casos se pueden prevenir o curar.

Mientras que en países de ingresos medios o altos las principales patologías oculares se producen por el aumento de los casos de diabetes (los cuales suelen originar retinopatía diabética), el glaucoma y la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), en regiones de bajos ingresos, como África Subsahariana, son las cataratas (50%), el glaucoma (15%), la opacidad de la córnea (10%), el tracoma (6,8%), la ceguera infantil (5,3%) y la oncocercosis o “ceguera del río” (4%).

En la incidencia de estas patologías, se debe tener presente el complejo contexto político, geográfico y social del continente, el cual se concreta en la escasez de profesionales especializados en salud ocular, la insuficiente capacitación del personal existente y la mala distribución de estos especialistas en zonas remotas y/o rurales. De hecho, África tiene un nivel de discapacidad visual mayor que cualquier otra zona del mundo. En países como Etiopía, Malawi y Nigeria, aproximadamente el 50% de las personas viven con el riesgo de contraer tracoma y cerca de 140 millones de personas de contagiarse de oncocercosis.

Paralelamente, el género es un determinante importante de la salud y, por contra, la inequidad de género puede llegar a privar a mujeres y niñas africanas a ejercer su derecho a la salud ocular. Además de hacer frente a costos inasequibles, al temor al tratamiento o la distancia entre el lugar de residencia y las instalaciones de salud, se deben añadir aquellas barreras como la falta de educación, el limitado poder de decisión en el entorno familiar, el escaso acceso a recursos financieros familiares y las restricciones culturales para desplazarse y solicitar tratamiento.

Además, las mujeres corren más riesgo de padecer ceguera evitable que los hombres por razones biológicas y sociales. Por motivos biológicos, ellas tienen una mayor esperanza de vida, aumentando así su riesgo de ceguera debido a afecciones relacionadas con la edad, como cataratas, glaucoma y degeneración macular. Respecto a los factores socioculturales, las mujeres son más propensas a contraer, por ejemplo, tracoma, una infección que tiene origen en el estrecho contacto con sus hijos e hijas.

Para hacer efectivo el derecho a la visión y que no haya personas ciegas innecesariamente por el hecho de ser pobres, la Fundación tiene en marcha tres programas de cooperación en África: Ojos del Sáhara, Ojos de Malí y Ojos de Mozambique.

Los objetivos de estos programas van encaminados a hacer más accesible la salud ocular especialmente entre mujeres y niñas, a potenciar la formación del personal local y a incidir en las políticas locales de salud ocular en los campamentos de población refugiada saharauí de Tindouf (Argelia), en la región de Mopti (Mali) y en la provincia de Inhambane (Mozambique).

Aprovechando la conmemoración del Día de África (que se celebra anualmente cada 25 de mayo), destinado a sensibilizar, concienciar y llamar la atención sobre la situación de la población en el continente africano, la Fundación pone de manifiesto cómo de trascendente es la lucha contra la ceguera evitable en África y la importancia de brindar servicios integrales, eficientes y de calidad que garanticen la identificación y detección precoz, los tratamientos y medicamentos esenciales para el cuidado de los ojos y la asistencia ocular necesaria para las personas más vulnerables del mundo.